Tras San Valentín seguimos con Mariposas
en tu estómago, la segunda entrega de esta novela juvenil donde confluyen
el amor, las verdades y mentiras, los amigos, las luces y las sombras, el deber
y la obligación, pero sobretodo unos personajes afines a sus lectores y con los
que es muy fácil empatizar.
Click ediciones nos va presentando sus diversas partes a como si
se tratara de largos capítulos y con un final que te deja con el interrogante
sobre qué pasará, obligando al lector voraz a continuar con la historia, es
casi imposible dejar de leer.
Para mi gusto, solo hay un pequeño problema y es que las entregas son muy
cortas, son lo suficientemente intensas como para desear más y dejarte con un
sabor agridulce en los labios.
Natalie Convers, nos regala en esta segunda entrega una nota muy
personal sobre su proceso como escritora y como los personajes se van
apoderando en parte de ella, nos ofrece la ficha de los personajes secundarios
y el retrato a carboncillo que Alex hace de Beca.
Esta segunda entrega empieza justo donde termino la anterior, la autora no
hace ningún repaso y como si de un disparo a bocajarro entra en la historia sin
hacer preguntas.
Nos reencontramos con los sentimientos encontrados entre Alex, un ligón con
mala fama y con los de Beca una joven que tras haber pillado a su novio con su
mejor amigo, decide desear aquello que su corazón le pide aunque sus amigos y
no tan amigos e incluso Alex le advierten que sería mejor olvidarlo y escapar
de sus propios sentimientos antes de que su corazón caiga presa de un
sentimiento enloquecedor.
Con unas entregas que se leen de un tirón creo que tanto la autora como la
editorial dan en el clavo dado que el público juvenil es uno de los más
complicados, si algo les gusta nunca tienen suficiente y si algo les aborrece
lo abandonan, el hecho de dosificar la historia y dejar cada entrega en un
momento álgido, crea una sensación de adicción.
Su prosa es limpia y el tempo sigue el ritmo de los personajes, cada uno de
ellos tiene una voz diferente a los demás, parece como si en su diversidad
existiera un complemento que les hace únicos y a su vez encajan entre sí.
En esta segunda entrega entra en juego el hermano de Marta, Héctor quien
parece beber los vientos por Beca, sin olvidarnos de Elisa a quien nos entran ganas
de darle una patadita en el trasero.
Si en la primera entrega descubríamos que la vida de Beca era de por si
complicada, ahora deberá decidir si quiere arriesgarse con Alex, aceptar al
bueno de Héctor o simplemente dejarse llevar por la situación.
Si queréis sentir mariposas en el estómago no podréis dejar de leer esta
saga.
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