Llegamos al ecuador de la saga “Novias de Nantucket” de Jude Deveraux tras habernos hecho soñar
a lo grande con “Amor verdadero”.
Todas aquellas lectoras fieles de Jude Deveraux se han visto en la tesitura
de elegir entre un Montgomery o un Taggert, dos ramas de la misma familia con
sutiles diferencias que ya
nos enamoraron anteriormente en “El caballero de la brillante armadura”, “El
corsario”, “Dulces mentiras” y “La doncella”.
Por siempre jamás empieza justo donde termina la anterior, nos
sitúa en la boda de Jared y Alix, en la maravillosa y mágica isla de Nantucket,
en Massachusetts. También nos reencontramos con familia y amigos, y como no
podía ser de otra manera con las grandes amigas de la novia Toby y Lexie.
En esta ocasión los dos jugadores en el juego del gato y el ratón son los
gemelos Graydon y Rory, el primero es el heredero de la corona de Laconia y
prometido de Lady Danna y el segundo es su hermano menor, el díscolo bala
perdida y enamorado de la prometida de su hermano. Dice la leyenda que los
gemelos de la familia solo encontraran el amor verdadero cuando una mujer sea capaz
de distinguirlos.
Graydon asiste a la boda para pensar en sus obligaciones, en descansar un
poco y decidir qué hacer en su futuro cuando Toby cruza en su vida distinguiéndolo
desde el primer segundo de su hermano. ¿Será ella su amor verdadero? ¿Podrá su
corazón mandar sobre las obligaciones hacia su pueblo?
Para descubrir estas respuestas decide quedarse una semana más en el pueblo
y aunque los dos sienten una atracción que raya la locura deciden negarla por
el bien de su futuro. Los dos hermanos intercambian papeles y la comicidad de
la situación chocará con los sentimientos de los dos hermanos.
Los personajes secundarios son excelentes, las relaciones que se establecen
entre ellos y como la mayoría del pueblo se conjura en pequeñas tramas para
regalar felicidad a Toby es emocionante y emotiva, ella es una joven especial,
se prometió llegar virgen al matrimonio y eso solo hace que todos los jóvenes
de isla busquen ser el primero para ella, pero ninguna la hace vibrar, su vida
se resume en trabajar y soñar. Hasta que debe compartir piso con Graydon y dos
de sus guardaespaldas, Daire un hombre curtido y su pupila Lorcan, unos
personajes con una historia propia que contar.
Vergara sabe cómo tocar la fibra más sensible de sus
lectoras, en esta novela no se mezclan solo los sentimientos de obligación con
el amor, sino que el pasado, el destino y un amor eterno aparecerán entre la
neblina de los sueños para atormentarlos y mostrarles aquello que podría ser
pero que ambos se niegan a aceptar.
Sus vidas se mezclaran con las de Tabitha y Garrett, unos jóvenes
enamorados y condenados a un futuro sin amor en la época de la Regencia, dos
parejas que se reflejan entre ellas y quizás arreglar el pasado aporte luz al
presente.
Un príncipe azul que muestra su capacidad para dirigir pero que desconoce
el uso de una tarjeta de crédito, con dotes para la lucha pero que se queda
mudo cuando una mujer le recrimina, Graydon es la personificación del saber
hacer y saber estar, es un príncipe que ha olvidado que es un ser humano, un
hombre con un corazón libre para sentir emociones y amor.
¿Querríais un príncipe o un hombre?
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