Si
queréis leer una novela que os deje con la piel de gallina, lágrimas en los
ojos, sabor a rabia, odio, amor y comprensión a través de dos almas que tratan
de entenderse os tenéis que rendir a El
patio inglés.
Una
novela simplemente sublime que la crítica compara con “Carta al padre” de Kafka
y a “Demian” de Herman Hesse. Con semejante aval ya nos podemos imaginar que la
calidad y ese sentimiento intimista y de recogimiento nos va a atrapar desde un
inicio hasta el fin de la narración. Y así ha sido.
Gonzalo Garrido nos presenta a un joven graduado en
derecho que vive momentos difíciles… Los fines de semana los malgasta
emborrachándose con sus amigos, ha tenido alguna novia pero no ha llegado a ver
los ojos del amor y su único anhelo es el pertenecer al círculo literario que
le ha permitido publicar un texto que lo comprometerá mucho.
Su
padre no le entiende, la falta de diálogo es el pan de cada día y el mal de su
tiempo. ¿Cómo se pueden acercar posturas si nadie va a ceder para entender al
otro?
El
chico siempre se embelesa mirando al patio inglés donde da su habitación, se
puede pasar horas así pero lo que nadie imagina es que un día, harto de todo,
abre la ventana del comedor y se lanza al vacío.
Ante
tal suceso se intercalan monólogos internos entre padre e hijo que nos van a
dejar mudos, con un sentimiento a flor de piel y con imágenes grabadas en
nuestra mente… no os engaño si os digo que a más de uno nos ha tocado nuestros
hilos más internos y secretos y nos ha invitado a un debate sobre las relaciones
familiares y sus habituales complicaciones.
Padre
e hijo a través de los monólogos verán como no están ni tan lejos ni tan cerca,
ambos fueron víctimas de una adolescencia incomprendida y una lejanía que
parecía insalvable.
De
la mano de Alrevés podemos conocer a
estos personajes y vivir con ellos una experiencia literaria que se ha de
desgranar poco a poco para sacarle todo el jugo.
Es
un volumen excelente, exquisito, en el que cada palabra se busca con
minuciosidad para crear esa atmósfera ideal que sólo el autor es capaz de
recrear. Su extensión es la justa y
necesaria, es conciso, contundente y nos da una bofetada de realidad que muchos
de nosotros necesitamos.
Eso
sí, os advertimos que si os gusta tendréis que hacer como nosotros y leer la
anterior novela del autor en la que también encontramos una historia
simplemente brillante. Las flores de
Baudelaire también os encantarán.
Y
para acabar y musicalizar la reseña compartimos con vosotros una canción que ha
estado muy presente en la redacción y ordenación de nuestras ideas acerca de
este libro.
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