Con un título donde dos simples palabras se contraponen en significado, Pierce Brown nos presenta la primera
entrega de su trilogía formada por Amanecer
rojo, “Dorado” y “El segador”.
Todo amanecer es un inicio de un nuevo día, de una nueva era, el principio
de aquello que se espera mejor que lo anterior. Un amanecer lo relacionamos más
con la claridad, con la luz dorada del sol y es su puesta u ocaso que tiñe el
cielo de tonos rojizos.
Dada esta imagen alegórica, nos encontramos frente a una sociedad donde los
rojos, viven engañados y esclavizados por los dorados, la elite de una nueva
sociedad que partió de la Tierra hace más de trescientos años y que se ha
establecido en Marte.
Los rojos trabajan en el subsuelo, son mineros que se juegan la vida por
una mísera miga de pan creyendo que su trabajo reportará un futuro en la
superficie para las generaciones futuras. Lo que muchos no saben es que ese
futuro hace tiempo que se ha convertido en presente al alcance de unos pocos.
Una novela de genero distópico con pinceladas de ciencia ficción, una trama
adictiva que recuerda vagamente a sagas o trilogías anteriores como “Los Juegos
del hambre”, “Los juegos de Ender” o incluso “Juego de Tronos”.
Marte era el Dios de la guerra y en Marte está a punto de estallar una
revolución que quién sabe cómo terminará.
Amanecer rojo es el principio de una brillante historia, de un mundo ciego
que por fin empieza a ver la luz, donde los mártires y los héroes se
confundirán con los ilusos, donde la idea de no se puede hacer es simplemente
un aún no se ha hecho. Una lucha por vivir y dejar de sobrevivir, de liberar a
un pueblo oprimido.
Como todo inicio de trilogía en ella se concentra una gran carga de
información para poder más adelante desarrollar la historia pero también nos
muestra la gran capacidad de construcción por parte del autor de un mundo
formado por pueblos diversos, con culturas propias, con maneras diferentes de
vivir la vida y de construir un futuro.
Todo lector que empiece Amanecer
rojo estará condenado a vivirlo, a sufrirlo y a lucharlo, su prosa es viva
y dinámica, sus descripciones son muy ricas y sus personajes están tan bien
construidos que acaban siendo héroes y villanos a la par.
La historia nace del amor de dos rojos Eo y Darrow. Eo sufrirá la muerte en
manos de los suyos dado a una falta insignificante pero que hasta su último
aliento muestra un sueño en su corazón, hay que romper las cadenas.
Darrow ante la pérdida de su joven y dulce esposa, se condena a la muerte,
pero en lugar de encontrarse con su creador, revivirá como cual ave fénix para
encontrarse inmerso en un mundo que desconocía y por el cual soñaba.
Darrow se transformara físicamente mostrándose como un dorado, pero en su
interior es un rojo a la espera de venganza y justicia.
¿Podrá un rojo infiltrarse entre los dorados?
Uno de sus puntos fuertes es la trama adictiva que atrapa al lector
mostrándole lo que parece ser solo el primer paso hacia el monte Olimpo de los
Dioses.
Molino, nos presenta una novela de aquellas que provoca
una dualidad en el lector, en parte quieres que se termine para descubrir que
más nos depara, pero por otra a medida que avanzamos nos damos cuenta que la
novela se va terminando y tendremos que esperar hasta la próxima entrega.
Forjado en las entrañas del infierno.
Afilado por el odio.
Fortalecido por el amor.
Este es Darrow y os está esperando.
Una novela estilo Crossover donde la edad del lector no tiene importancia,
dado que su estructura atrapará a jóvenes y no tan jóvenes. Bienvenidos a
Marte!
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