"Me prometí a mí mismo que un día
iría a la región del hielo y la nieve, que avanzaría sin descanso hasta llegar
a uno de los polos de la Tierra, el final del eje sobre el que gira esta gran
bola redonda"
Ernest Shackleton
Se
cumplen cien años del intento de Shackleton de atravesar la Antártida a pie y
gracias a la Editorial Impedimenta
podemos rescatar un pedacito de la historia convertida en una obra ilustrada
sin igual.
Atractiva,
ágil, didáctica, de extrema belleza visual y de una prosa cuidada… ¿qué más
podemos pedir?
De
lo primero que me enamoré de El viaje de
Shackleton fue de su presentación, donde los protagonistas principales y
secundarios aparecen nombrados, dibujados resaltando sus caracteres formando un
marco ideal para adentrarse en un viaje sin igual.
Pocas
páginas después nos muestran como es el Endurance, la embarcación, y todas
aquellas provisiones y suministros que llevaban para subsistir en la travesía.
Os
animo que de la mano de su autor, William
Grill, levemos anclas y nos embarquemos en Inglaterra hacia Georgia del Sur
en un mar de turbulencias, noches placidas y días de tormenta.
Con
un mapa y una ruta ilustrada de manera muy clara, sencilla y brillante nos
llevan al mar de las placas de hielo y de ahí a la aventura.
Cambios
de planes, rabia, nervios, hundimientos físicos y de sueños, la soledad, el
aislamiento, la oscuridad serán compañeras de nuestros expedicionarios.
Es
una obra imprescindible y didáctica que nos recuerda la tenacidad del
aventurero, sus finalidades y motivaciones a la vez que las causas y
consecuencias de la travesía y todo lo que ésta cambió nuestro mundo.
Bañado
en tonos fríos nos sumerge directamente a las aguas gélidas y nos invita a
despertar nuestra curiosidad por un personaje tan real y a la vez tan extraordinario,
osado y soñador.
¿Qué
os parece? ¿Le acompañamos en la travesía?
Os
recomiendo que embarquéis antes de que la embarcación zarpe.
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