Suma
de Letras nos ofrece el final de la trilogía explosiva “Solo una noche” formada por
los títulos “El desconocido”, “Expuesta” y finalmente Contrato blindado, una novela que invita a soñar en un despertar
tras una noche de grandes declaraciones.
Con una portada que insinúa más que cuenta, podemos
entrar en una habitación donde los colores crema invitan a la tranquilidad y el
contrapunto de un sujetador negro de encaje colgando de la lamparita de la
mesilla de noche da alas a la imaginación.
Kyra Davis, autora considerada bestseller por The New York Times por esta trilogía y
la serie Sophie Katz, entra por la puerta grande de nuestras librerías con toda
la intención de quedarse por mucho tiempo.
Después de seducir a sus lectoras con sus títulos
anteriores, parecía que el desenlace de la historia estaba dado, pero, un giro
en la personalidad de nuestra protagonista Kasie, nos muestra que no siempre
todo tiene que ser blanco o negro, que el poder que genera miedo puede resultar
insoportable y que si el mundo se rige per normas será por algo.
Kasie se libró de vivir bajo las normas de su ex, pero
ahora se siente que está viviendo bajo las normas de Robert Dade, unas normas
demasiado atractivas, pero que piden un alto precio a pagar.
¿Será capaz Kasie de encontrar el equilibrio con Robert?
¿Podrá Kasie vivir bajo sus propias normas? ¿Es posible romper con todo y
empezar de cero?
Desde el principio de la trilogía, la autora nos muestra
el pasado atormentado de Kasie, pero poco sabemos del pasado de Robert Dade,
será en esta última entrega donde las máscaras y armaduras de nuestros dos
protagonistas caerán del todo revelando el sentimentalismo y el corazón del
poder.
Un juego del ratón y el gato, donde una joven descubrirá
realmente quien es, no lo que otros quieren que sea o lo que se espera de ella
y donde un hombre poderoso encontrará un significado muy diferente a su vida
llena de personas anodinas y su corazón latirá de nuevo.
No sería una buena historia sin unos buenos personajes
secundarios que se hacen odiar o querer, son unos contrapuntos sobre los que
danzaran los protagonistas y ofrecerán puntos de vista confrontados sobre el
poder.
Durante la novela se juega mucho con la metáfora de la
luna y como esta influye en las mareas y en el océano, la luna (él) domina con
su presencia los cambios en el océano (ella), pero os habéis preguntado ¿qué
sería de la luna sin el océano?
La respuesta la descubriréis en una partida de póker donde
no se juega con dinero, sino con sentimientos, verdades y respuestas. ¿Estáis
preparadas para preguntar?
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