diumenge, 5 de maig del 2013

¡ Abajo el colejio!



Nuestro protagonista es el personaje de Molesworth que nació en la revista Punch durante los años cuarenta, y resultó un éxito instantáneo. Los cuatro libros de la serie lo confirmaron como uno de los más incombustibles clásicos modernos de la literatura inglesa del siglo XX. Su estilo, en este y los siguientes libros, fue comparado con el del Evelyn Waugh.

Un libro que transporta a todo lector a los años de la infancia cuando ir a la escuela era un suplicio y todo se magnificaba de forma exagerada. Nuestro narrador es el pequeño Nigel Molesworth, un pupilo interno en el infernal colegio San Custodio, y que en palabras del pequeño Nigel fue construido por un lunático en 1836. No es un alumno modelo, prefiere saltarse las clases y hacer gamberradas con Peason, su mejor amigo. Es indisciplinado, pero tiene un brillante ojo clínico para hacer radiografías de todo lo que le rodea.

Realmente no queda personaje sin repasar, ni títere con cabeza, conoceremos gracias a las ilustraciones de Ronald William Fordham Searle y las brillantes descripciones en manos de Herbert Geoffrey Willans al director, los maestros, los compañeros y al hermano pequeño de Nigel, Malesworth-2, a quien atiza en cuanto tiene ocasión.

¡Abajo el colejio! es un manual de instrucciones para la vida escolar destinado a los alumnos y a sus padres, ya que según nuestro narrador la escuela es un valle de lágrimas. Esta novela inaugura las aventuras del famoso colegial Nigel Molesworth, un claro antecedente inglés del Pequeño Nicolás y gran éxito de ventas en Gran Bretaña en los años cincuenta.

Es una obra muy entretenida, con una escritura llena de errores ortográficos propias de un alumno torpe, hilarante, dinámica y muy rica en ilustraciones. Es como si hubiéramos confiscado la libreta de un alumno de su pupitre y estuviera llena de críticas, burlas y reflexiones más o menos profundas sobre todo lo que le rodea.


Todos hemos sido alumnos, todos hemos pasado buenos y malos ratos a la escuela, todos hemos sufrido una asignatura que se nos atravesó o un profesor que no podíamos ver ni en pintura ya que nos tenía manía, ¿verdad?, Pero como maestra he de reconocer que hay puntos que me han tocado un poco la moral, no todos los maestros son, somos, como Malesworth los pinta. Aunque dice alguna verdad.
Jon Bilbao ha hecho un gran trabajo en la traducción, creo que ha respetado absolutamente el espíritu original de la obra que consigue mostrar el alma del pequeño "angelito".
Muy recomendable para todos, grandes y pequeños, para padres, alumnos y maestros. Todo aquel que haya puesto un pie en la escuela descubrirá algunas pequeñas migas de pan en las que verse reflejado. No os la perdáis.

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