Hoy os quiero presentar un pequeño gran recopilatorio de historias breves de uno de mis escritores de terror favoritos, Bram Stoker, un hombre que pasó sus primeros siete años de vida recluido en su casa a causa de una enfermedad. Su único entretenimiento eran las oscuras leyendas irlandesas que su madre le contaba. No sería de extrañar que esas crónicas hilvanadas con elementos sobrenaturales generaran el caldo de cultivo que le llevó a la grandeza.
Gracias a Masa Crítica de Babelio y a Alma Clásicos Ilustrados, tenemos entre nuestras manos El invitado de Drácula y otros relatos.
Durante mucho tiempo se consideró “El invitado de Drácula” un primer capítulo eliminado de “Drácula” si bien el estudio de las notas del autor a partir e los años setenta desechó esta idea y dio pie a otras teorías. Sea como fuere, la historia, que funciona de manera independiente, vio la luz en 1914, dos años después de la muerte de su autor, como parte de una recopilación de sus mejores relatos.
Reunidos de nuevo en esta excelente edición, estas ocho joyas del género: “El invitado de Drácula”, “El sueño de las manos rojas”, “La casa del juez”, “El entierro de las ratas”, “La Squaw”, “La profecía gitana”, “El retorno de Abel behenna” y “El secreto del oro creciente” demuestran la maestría del autor para desarrollar ficciones escalofriantes que pondrán a prueba los límites de nuestro miedo.
Dicho todo esto entremos en materia, nos encontramos ante un ejemplar de tapa dura con el título en relieve donde contrastan el negro de la noche, el rojo de la sangre y el blanco de la luz que ilumina y da espacio para resaltar otros aspectos en las ilustraciones tal y como el blanco del papel ayuda a resaltar la negra prosa.
Un detalle que para mi es clave para una edición de lujo es el punto de libro de tela, esa pequeña cinta que nos acompañará para no perder el hilo.
Los relatos se pueden leer en el orden que cada uno desee yo empecé con el primero ya que ser el invitado por Drácula es una invitación muy sugerente y luego fui saltando entre los relatos. Tienen la medida justa para leer antes de irnos a la cama o para cortar con la rutina del día a día, mi único pero es que me ha sabido a poco.
La traducción de Jon Bilbao es excelente.
Las ilustraciones logran concentrar la historia en la brevedad de máximo una página, en este caso aquello de que una imagen vale más que mil palabras se cumple a la perfección. No distraen de a lectura pero invitan al lector a mirar sus detalles y ver lo que no es tan obvio, el arte de Enrique Corominas compagina perfectamente con la prosa.
Lo recomiendo absolutamente.