Por Ángela Sánchez Vicente
Estamos viviendo unos tiempos en que nuestros mejores aliados para escapar de la realidad son esas obras literarias que nos dan alas al corazón y nos llenan de nuevas aventuras y emociones.
Todo eso con un gran telón de fondo y unas protagonistas encantadoras y revolucionarias por la época se dan cita en El viaje de la libélula.
Nuevamente la pluma de Marta Garcia Pons nos regala una obra fresca, vital, soñada… un cóctel perfecto que repasa el inicio del siglo XX y la posguerra española a través de las vidas de dos mujeres que son auténticos diamantes en bruto que luchan por sus sueños, por su crecimiento personal, por cumplir sus metas a la vez que conocen a gente en su vida que está invitada a quedarse y a otras que más vale pasar por alto.
Si ya os conquistó con Agujas de papel y El olor de los días felices debéis sucumbir a su encanto y si no es la oportunidad perfecta para descubrir un gran libro y una autora de gran valía.
En esta última obra que nos presenta conoceremos a Blanca en plena posguerra, heredera de una de las familias de joyeros más prestigiosa que existe. Al recibir la joyas diseñadas por su prima Elsa de estilo art noveau empezará a investigar sobre sus raíces y sobre su destino.
Ella desea aprender el oficio y su padre le permite diseñar en el taller pero con un poco de desconfianza.
Sus ilusiones parecen vanas y quebradizas hasta que se cruza en su vida Maxime Dumont el cual trabaja para la compañía belga Congo Diamant en Amberes.
Para aprender de los mejores se dispone a hacer el viaje de su vida y la petición del trabajo sobre un diamante azul despertara sus mayores anhelos.
Ella es una auténtica libélula que a la vez de volar alto realiza en si misma una autentica metamorfosis creándose a sí misma como desea.
Sus miedos, sus anhelos, sus desvelos y su corazón la llevaran a lo más alto sin olvidar nunca quien es.
¿Queréis acompañarla en el viaje de su vida?
Gracias a Maeva podéis disfrutar de esta novela tan bien documentada, tan lujosa y a la vez tan reflexiva.
¡No la dejéis escapar!
¡Es una verdadera joya!