El color de la pasión es la tercera entrega de la serie
Edilean que Jude Deveraux nos
ofrece, la primera fue “El aroma de la lavanda” y la segunda “Los días dorados”, aunque todas ellas se pueden leer de manera individual dada la
pericia de la autora por describir en cada una de ellas a los personajes y los
paisajes como si fueran nuevos para el lector.
Todas
aquellas que hayáis descubierto estas obras con anterioridad os reencontrareis
con los vecinos de Edilean Manor que conocimos en “El aroma de la lavanda” y
aunque se mencionan breves aspectos de “Los días dorados”, realmente la
consideraría la continuación de la primera y aunque se puedan leer de manera
individual, no creo que se deban leer de manera desordenada estas dos, no
tendrían sentido ni ninguna gracia, ya que sabrías el final de la historia
antes de empezarla.
Si
habéis leído las anteriores podréis disfrutar mucho más de la historia, ya
conocéis a los personajes y hay pequeños detalles que quedaron plasmados en la
memoria y que os darán un aspecto más profundo a personajes que se descubren en
esta entrega como secundarios.
En
El color de la pasión nuestra
protagonista y vecina de Edilean Manor es Sara Shaw, prima de la mayoría de los
vecinos de este encantador pueblo y amiga de todos los demás, ella es como un
rayo de luz en un día nublado, es generosa, amable, buena y muy mañosa, pero
desde que conoció a Greg se está aislando de todos y no comprende los motivos
que tienen los del pueblo para pensar y hablar mal de su prometido.
Todo
ello empezará a tener sentido cuando un policía infiltrado, Mike, entra en su
vida con gran facilidad dado que su hermana Tess es una de las mejores amigas
de Sara, y aunque algunos del pueblo saben pequeños detalles de un puzle que se
presentará macabro, las pesquisas y deducciones de Mike apuntaran a que Greg no
es quien dice ser y que Sara tiene los días contados aunque se desconocen los
motivos.
Sara
florecerá en los brazos de Mike, irá recuperando con su amistad aquello que
Greg le había arrebatado, su voluntad, su autoestima, sus amigos y su familia,
¿pero será solamente amistad? ¿Sera Sara únicamente la víctima y Mike su
vigilante?
En
“El aroma de la lavanda” me enamore de todos ellos, de Joce y Luke, de Tess y
Rams, de sus familias, de Sara y del pueblo, de sus paisajes y vistas, de la
vida y tranquilidad que se respira, un lugar donde el tiempo parece haberse
detenido y las prisas no han llegado a reinar sus calles, donde los vecinos
están siempre dispuestos a ayudarse, siempre hay excepciones, pero deseo que en
Maine exista un rinconcito parecido donde algún día poder ir de visita, aunque
Edilean Manor existe en los corazones de todos aquellos que hemos descubierto
sus secretos gracias a Vergara.
Una
novela que presenta el compendio perfecto entre el género negro, donde el juego
de los policías y los delincuentes aportan una trama muy interesante, y el género
romántico donde dos corazones solitarios descubrirán que las segundas
oportunidades existen y que si la persona que tienes al lado te comprende, te
respeta, te quiere y además es un adonis o una venus, el mundo se detiene.
Espero
que la serie Edilean nos regale más historias, quien sabe si sobre el presente
o sobre el pasado como hizo con “Los días dorados”, la única exigencia que pido
es que continúe emocionando y regalando momentos de felicidad.
Jude Deveraux sigue siendo una pluma ágil y
delicada con aquellas historias que nos ofrece, mantiene la tensión y la
intriga mientras nos regala un poco de magia sureña. Cada una de sus novelas es
un sueño donde el peligro acecha detrás de alguna puerta pero que puede quedar
cerrada por una de las fuerzas más poderosas del mundo, el amor, la amistad y
la familia.
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