divendres, 12 d’abril del 2019

No lo llames deseo


Con una estética muy característica en su portada regresa Noelia Amarillo para abrirnos de nuevo las puertas a una comunidad de vecinos del barrio de La Latina, conocimos a algunos de ellos y sobre todo a Adán y Eva en “No lo llames amor”, conocimos mejor a Gala y Rodrigo en “No lo llames pasión” y ahora profundizaremos en la vida de Calix en No lo llames deseo, un personaje secundario de las anteriores que nos fue robando el corazón poco a poco con su personalidad.

Si no habéis leído las entregas anteriores no os preocupéis, estas se pueden leer de manera independiente aunque yo os aconsejo empezar por el principio.

Nos reencontraremos con viejos conocidos y con algunos de nuevos, Calix acaba de salir de una relación tóxica en la cual Verónica le había anulado totalmente como persona, ahora como un ave fénix irá poco a poco resurgiendo de sus cenizas y reencontrándose a sí mismo con la ayuda de Rodrigo y de sus nuevos compañeros Uriel e Iska.

Uriel es como las dos caras de una misma moneda, puede ser un amor de chico o uno realmente cruel mientras que Iska quien acaba de llegar a Madrid desde el pueblo descubre con ojos de niña un mundo nuevo a sus pies, es pura dulzura, alegría y bondad.

A través de sus páginas veremos la evolución psicológica de nuestro protagonista quien es vulnerable, apagado, triste, reservado, bueno con todos menos consigo mismo, alguien que se siente sucio frente al sexo y que se niega a entregarse a nadie por miedo de perderse a sí mismo de nuevo.

Con esta novela disfrutaremos de un paseo maravilloso por la historia del cine, sus referencias son precisas y muy adecuadas a la situación que se recrea en el momento, un detalle que personalmente me ha gustado mucho y que me ha obligado a recuperar algunas de ellas.

La prosa es fluida, el vocabulario diferenciado a los roles de los personajes y sus descripciones son detalladas, hay ironía fina y momentos tórridos de pasión, todo ello equilibrado para dar fluidez a la narración que mantiene un tempo un poco demasiado pausado al principio.

Esencia nos presenta una novela no solo romántica sino que va un paso más allá y nos muestra el camino a superar por una persona que ha sufrido no solo por amor sino por maldad, una persona que se ha perdido a sí misma y necesita reencontrarse y aprender de nuevo a confiar en los demás.

Un tema espinoso narrado con mucha naturalidad y que deja entre líneas la importancia de la familia y de la amistad.

Os dejo sus primeras páginas y si me lo permitís también os recomiendo que leáis “Besos robados”.