diumenge, 9 de març del 2014

La reina que dio calabazas al caballero de la armadura oxidada



Por Maria Valle Viña


La editorial RBA nos presenta un libro de la Biblioteca de Rosetta Forner con un título de cuento a la par que curioso La reina que dio calabazas al caballero de la armadura oxidada

Rosetta Forner es coach personal y ejecutiva, creadora del Anticoaching & Ánimacoaching, y de la escuela de emociones La Vida en Rosetta. De formación académica amplia, estudió PNL con Robert Dilts y Judy DeLozier y fue publicista en agencias multinacionales. Es consultora para empresas e imparte conferencias por todo el mundo. También es articulista en un diario nacional, ha colaborado en distintas revistas y ha sido tertuliana en televisión y radio. 

Autora de 18 libros, entre los cuales tiene varios best-sellers, entre los que destacamos "Cuentos de hadas para aprender a vivir". Su obra se ha publicado en España, Portugal, Estados Unidos, México, Alemania y Brasil. Para Rosetta Forner ser hada madrina es su misión vital. 

Para poder amar de forma incondicional hay que demostrar ser una reina con la corona bien puesta, valiente, honesta y emocionalmente independiente. Las reinas tienen que estar orgullosas de lucir sus coronas, de hacerlas brillar con su luz interior y nunca, en ningún caso, desprenderse de ellas, aunque para ello tengan que dejar atrás a determinados caballeros enfundados en una armadura que con el tiempo se ha ido oxidando cada vez más. 

Esta gran fábula sobre la vida y los sentimientos, concebida a modo de brillante metáfora por Rosetta Forner, nos recuerda que jamás hay que perder ni una pizca de autoestima y nos muestra cómo hay que superar el pasado y tener fe en las posibilidades que brinda el futuro para encontrar o conservar el amor verdadero y comprender la plenitud de su significado. 

En La reina que dio calabazas al caballero de la armadura oxidada la protagonista no es ninguna mujer en particular y los son todas en general, ya que existen muchas mujeres que creen que han fracasado como tales porque no han cumplido con el rol social que se les asignó. Uno tiene derecho a escoger el tipo o estilo de vida que quiera y tan válido es lo uno como lo otro. Lo que cuenta es que una persona sea feliz y se sienta satisfecha con su vida.

Os dejo un fragmento de su prólogo: 

“Érase una vez un reino en el que los caballeros presumían de tener armaduras oxidadas y sus damiselas se resignaban a ser conquistadas por ellos. Un reino en el que los padres enseñaban a sus hijos que hacer para que las corazas brillantes con las que venían al mundo fueran adquiriendo esa pátina de óxido que da nobleza. Un lugar, a su vez, en el que las madres enseñaban a sus hijas a ver el lado bueno de la herrumbre y a no dejarse seducir por los brillos metálicos de gentilhombres presuntuosos. Y así, contra todo pronóstico, la moda de aquel remoto, remotísimo reino, se extendió más allá de sus límites naturales...”.