Gustosamente os presentamos la tercera de las seis
entregas de los casos del Comisario Ewert Grens de la mano de sus autores Anders Roslund y Börge Hellström.
En Celda número 8 conoceremos
un poco más a este querido comisario que vuelve con sus sentidos más afinados
que nunca y con una gran corazonada.
La historia tiene el punto de partida en uno de los
transbordadores nocturnos que surcan el mar Báltico. En una de las noches de
largas borracheras y nubes producidas por el humo del tabaco algo misterioso está
por suceder.
Un hombre es víctima de una gran paliza y mientras que
los dedos acusadores apuntan a un cantante simplón que ameniza las noches de
viaje y alcohol Grens se huele que hay algo más turbio detrás de todo lo
acontecido dado el lamentable estado de la víctima.
Página a página y
con un ritmo que nos hará hervir la sangre descubriremos gracias a Grens que
este cantante usa un seudónimo y que en realidad se trata de un hombre que
murió supuestamente de un ataque al corazón mientras esperaba su ejecución en
el corredor de la muerte.
¿Es él?, ¿Cómo escapó?, ¿A qué viene esta sed de
venganza?, ¿Conocía a la víctima con anterioridad?
Grens irá sacando capas de misterio haciendo un viaje
retrospectivo en la vida de un criminal despiadado que nos hará volver locos.
Cada hecho supera al anterior. ¿Quién era el habitante de la celda número 8?,
¿Por qué lo encarcelaron?
Esta pregunta y muchas más se desvelan con suma
minuciosidad en esta gran novela de la serie negra de RBA.
Tras los éxitos de crítica y público con “La bestia”, “Estocolmo,
estación central” y “Tres segundos” galardonado con el CWA Dagger Award 2011
podemos tener entre manos un nuevo caso que solo la mente despierta, vivaz,
activa e inquieta de Grens puede resolver.
La duda está en el aire pero las respuestas están en las
librerías. Si aceptáis el consejo creemos que es una serie imprescindible para
los amantes de la novela negra de calidad.
Este par de autores que piensan como si su mente y sus
plumas se fusionaran han venido para quedarse y sus aventuras no tienen
desperdicio.