divendres, 10 de juliol del 2015

La luz que no puedes ver



Por Raúl Gotor

Premio Pulitzer de Ficción 2015

"Un corazón puro puede brillar aun en la noche más oscura. Y en el más terrible de los tiempos"

Suma de letras nos enseña de la mano de Anthony Doerr las crueldades de una época enmarcada  por la Segunda Guerra Mundial, en el momento en que Alemania ocupó Francia.

La luz que no puedes ver habla sobre Marie-Laure, una niña ciega francesa que vive con su padre y se ve obligada a vagar por Francia junto a él en tiempos de ocupación nazi. Presos de un pequeño gran secreto que jamás debe caer en manos de las personas equivocadas, el destino hará que lleguen a casa de su tío Etienne, un hombre particularmente extraño que permanece enclaustrado en su habitación pero que el amor por su sobrina hará que rompa su ostracismo creando un héroe al uso para ellos y sus convecinos.

Paralelamente, Werner es un niño alemán que vive en un orfanato junto a su hermana Jutta. Lleno de sueños y deseos, su pasión, la radio, hace que no quiera ni plantearse acabar de minero como todos sus aldeanos. El día en que es llamado a filas alemanas para su entrenamiento en la Guerra culmina una etapa de candidez a la cual ya no habrá vuelta atrás.

Las vidas de estos niños, en bandos diferentes de un mismo horror convergerán tarde o temprano y la radio hará que dos vidas completamente diferentes se encuentren.

Anthony Doerr hila fino un relato de casi 700 páginas donde ya en las primeras líneas no tendremos dudas de que nos encontramos ante un escrito totalmente estudiado, artísticamente planeado. 

Una novela donde aunque se narre un evento tan terrorífico como la Segunda Guerra Mundial, no se ceñirá a contarnos los pormenores de un bando u otro, sino las experiencias personales vistas desde los ojos (o la yema de los dedos) de dos niños.

Un libro lleno de capítulos cortos, los cuales quizás pequen de querer ahondar demasiado en la psicología humana sin llegar a profundizar y avanzar en la trama.

 Durante su lectura puede que nos sintamos perdidos ante tanto salto en el tiempo, tanta adjetivación innecesaria y con la compañía de personajes secundarios que nada puedan llegar a aportar. No se puede negar que, escrita de una forma majestuosa, nos hallamos ante una novela llena de sentimiento, aforismos y máximas donde el arte de la narrativa de su autor brilla con luz propia.

Recomendada para aquellos que sepan degustar las cosas buenas de la vida sin pensar en sus momentos malos, para aquellos que sepan desnudar una obra maestra con deleite, sin pensar en tiempos ni florituras.