divendres, 3 de gener del 2014

As de corazones



Por Àngela Sánchez Vicente


A lo mejor perdiste muchas cosas a lo largo del camino, sueños, ideales, ilusiones. Quizás alguien te rompió el corazón en mil pedazos, aún así no pierdas nunca la fe en ti mismo, repítele a tu corazón que nunca es tarde, que siempre hay tiempo para empezar de nuevo y vas a ver como empieza a latir con renovadas fuerzas.

Para leer una novela vitalista, llena de emociones y un realismo extremo sobre el amor, las diferentes maneras de amar y lo que eso conlleva, nos tenemos que rendir ante As de corazones la última novela de Antonia J. Corrales.

Con su ritmo frenético, dinámico, enérgico y sobretodo positivo nos presenta a tres nuevos amigos con unos corazones que se han de sanar poco a poco y con la ayuda del entorno.

Samantha es la que se define como la mala de la película, una persona que se considera gris y marcada por la muerte de sus padres cuando todavía era una niña, es enfermera pero no quiere tener hijos. ¿Tendrá algo que ver el sentimiento de pérdida que experimento ella? ¿Querrá huir de esos días? ¿Se le habrá pasado el arroz?

Ayala es la chica más vital, es editora sin querer pues su mayor sueño es acercarse a África y vivir y aprender de sus tierras.

El chico de la novela es Bastián, frustrado y asqueado por su profesión, es bróker y tiene dinero pero él sueña con ser escritor. En el campo sentimental tiene un corazón arañado por su gran amor, amó demasiado y de esos días ya no queda más que una herida que no sana.

Estos tres corazones nos mostraran la fuerza del amor y las diferentes maneras de amar, a la vez de como el destino y nuestras propias decisiones pueden marcar nuestro camino y acabar forjando nuestra personalidad.

La localización especial es un mural de corazones de un bar donde las parejas poco a poco gravan sus corazones con sus mensajes de amor parecido al puente de los candados o a tantos rituales de amor que sirven de reafirmación y exposición hacia los demás del orgullo hacia el ser amado hasta que un día una persona no dibuja un corazón sino dos amapolas entrelazadas.

Los títulos que son un vaivén de los nombres propios de estos soñadores incansables marcan el ritmo fresco y rompedor a la novela.

¿Cumplirán sus sueños? ¿Se atreverán a dejarse amar y encontrar el lazo de plata que une sus corazones con los de los demás? ¿Encontraran a ese alguien especial? ¿Conseguirán ser tan vitales, díscolos y espontáneos como las amapolas? ¿Podrán dibujar su propia pareja de amapolas en el mural del bar?

Vergara apuesta por una novela romántica sin ser ñoña, es más, una novela tan real que es muy fácil empatizar con los protagonistas y verles caras amigas.

En el fondo nos preguntamos que es el amor… El amor… Para mí, se hacen las mayores locuras en nombre del amor. Porque cuando uno ama nos sentimos al borde del abismo. El pasado se olvida, el presente se disuelve, el futuro no existe. Porque el amor es así, loco, imprescindible, temerario, te absorbe, te consume, te devora. Te pone alas en los pies y cosquillas en el corazón. Te hace reír, te hace llorar, te hace soñar, pero sobre todo te hace sentir profundamente viva.