Por Ángela Sánchez Vicente
La verdad es que siempre estamos empeñados en leer novedades, best-sellers… pero… ¿Y los grandes clásicos de todos los tiempos?
La verdad es que me ha encantado releer El Maravilloso Mago de Oz en la edad adulta pues mi primera lectura en la adolescencia y el fenómeno cinematográfico obvian muchos matices que te invitan a pensar y a ver la grandeza de la aventura, su simbolismo y la capacidad de L. Frank Baum para homenajear las tierras americanas a través de una obra de fantasía.
Si vosotros también os quedasteis con la anécdota de las baldosas amarillas, de los zapatos rojos o el carácter rebelde y simpático de Dorothy también os merecéis una revisión de esta gran obra.
Para ello nada mejor que esta edición en formato grade y de tapa dura que nos ofrece Combel gracias a la tarea de traducción de Celia Filipetto y a las ilustraciones de Iban Barrenetxea que con trazos simples nos acaba de mostrar el mundo de Oz huyendo del cliché colorista y basándose más en el relato en si del autor.
Una Dorothy más auténtica y real nos acerca a sus aventuras y a la conclusión que la magia radica en nuestro interior.
Nuestro corazón y nuestra fuerza de voluntad son los motores para lograr y alcanzar nuestros anhelos. Tenemos que aprender a mirar hacia adentro y no tanto hacia afuera.
Nuestros propios logros residen en nuestro propio poder.
¿Acaso el león se hace valiente de golpe sólo porqué le dan la insignia? ¿Acaso el leñador de hojalata será más humano al tener un reloj que con su tic tac simule un corazón? ¿Acaso el espantapájaros será más inteligente por el doctorado que le otorgan?
Su deseo por llegar a Oz junto al bienestar de Dorothy les mostró su grandeza.
Sólo necesitaban un detonante que les abrieras los ojos.
Parece mentira como leer una misma obra en diferentes edades o momentos vitales te cala de una manera u otra.
Si antes me gustaba ahora ya se ha convertido en uno de mis libros de cabecera por sus escenarios, por su trama y sus icónicos personajes.
No lo dejéis escapar.
