dilluns, 26 de febrer del 2018

Tiempo de ratas



Hoy nos enfrentamos a la novela negra ganadora de VIII Premio Crímenes de Tinta 2017 Tiempo de ratas de un autor que para mí es más un amigo y un gran encantador de serpientes con su vertiente de editor en Llibres del delicte y como escritor con sus novelas anteriores como: “Independència d’interessos”, “Els silencis dels pactes”, su relato en “La reina de diamants” o “Contra l’aparador”.


Primero de todo y saltándome todo el protocolo de una reseña os quiero hablar de Marc Moreno, un hombre luchador, positivo, inteligente, con una gran visión de futuro y un poco inconsciente al saltar al vacío con una editorial de proximidad que ha resultado ser todo un éxito tanto en autores, en títulos como por una gran calidad.


Un seductor con sus palabras, capaz de recomendarte un título y dar en el clavo con una historia que te llevará a las profundidades más oscuras de la sociedad, del cañón de una pistola o a la mancha de sangre seca que nadie ha borrado.


Este es el hombre, el escritor y el editor que con gran reconocimiento de RBA ha recibido el reconocimiento que a mi modesto entender aún le faltaba y que nos presenta Editorial Milenio.


Dicho todo esto y esperando que me perdonéis la licencia os invito a visitar La Verneda, un barrio del extrarradio donde un narrador muy protagonista nos presentará una situación complicada. Todo comenzará con la llamada a la puerta del vecino, Eloi le abre y se encuentra con una mochila negra que tiene que guardar, en esta hay ocho kilos cocaína.


¿Cuánto tiempo se debe cuidar la propiedad del otro? ¿Qué pasaría si se coge una pizca o un poco demasiado?


Eloi no es más que un adolescente en un barrio desestructurado y donde conviven lo mejor de cada familia, la novela comienza presentándonos los hechos y a continuación parte de sus consecuencias, afortunadamente retrocedemos en el tiempo y descubriremos que hace Eloi con la droga, los problemas que le ocasionan y cómo su vida cambia.


Un thriller donde no sólo se toca el drama de la droga, del alcohol, de la prostitución, de las mafias y traficantes con ganas de subir en la escala del negocio, una historia dura donde la marginalidad convive con el pesimismo, donde las plazas se transforman en agujeros negros, donde la vida de muchos cambia a cambio de farlopa o de cuatro duros y donde algunos mossos son más que corruptos.


Su lenguaje marcado por la jerga tanto en la narración como en el diálogo le aportan dinamismo y un marco concreto aparte del geográfico, una novela que engancha desde la primera página y mantiene al lector atento a una realidad social que preferimos obviar, con un final más que sorprendente mostrándonos la fortaleza de un personaje que de manera solapada pasa algo desapercibido.


Lo tenéis leer, debéis adentraros en las aguas turbias y disfrutar de una tinta negra que denuncia realidades sociales pero que a la vez ficciona una trama absolutamente adictiva.

Una historia donde jugar con fuego puede ser muy peligroso y salir quemado es el menor de sus problemas.




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