La hora de la araña

Por Ángela Sánchez Vicente

La literatura de James Patterson ya nos enamoró con “Vías cruzadas” y la increíble construcción de su protagonista Alex Cross.

¿Os gustó, verdad? Entonces estáis de suerte pues el autor vuelve con una nueva novela, con lo mejor de Un caso de Alex Cross con una nueva vuelta de tuerca.

Realmente todas las críticas que lo sitúan en la cima del mundo del thriller están acertadas y no son falsas opiniones para encumbrar un libro si porque sí. Es un éxito merecido, cuando tienes entre manos una novela de este autor sabes que no vas a dormir, que alargaras tus ratitos libros para leer y que desgranaras una historia que te dejara sin liento.

En este nuevo caso titulado La hora de la araña nos presenta a nuestro amigo Alex que intenta frustrar un asesinato de gran envergadura y daños colaterales estratosféricos. 

La hija de una estrella de la gran pantalla Hollywoodiense y el hijo del secretario del Tesoro están en manos del asesino más brutal.

En una lucha de titanes entre Alex y el asesino, Gary Soneji viviremos una explosión de emociones. El bueno, perspicaz, intuitivo y justiciero de Alex desarrollará estrategias para meterse en la mente del asesino para desactivarlo desde dentro aun sabiendo que se está exponiendo demasiado e incluso está metiendo a su propia familia en un peligro innecesario.

Es tanta la sed de justicia de este agente que no permitirá que Gary gane esta partida de ajedrez.

Es un thriller psicológico con un ritmo trepidante que no te deja ni un momento para la pausa y cada vez que crees que tienes la verdad entre manos se te esfuma pues los giros constantes te llevan a un interrogante permanente que solo se resuelve al final de esta novela.

Es frenética, vital, con una trama construida a la perfección y protagonizada por unos hombres que con su psique tan bien descrita nos muestra el infierno humano y a la vez toda su luz.

¿Se salvarán estos dos jóvenes? ¿Ganará la luz a las sombras?

Sólo si leéis esta apasionante novela que nos ofrece Duomo lo averiguareis.

¿A qué esperáis? ¡Venga va, id a las librerías!