¿Somos lo que parecemos o parecemos aquello que los demás esperan de
nosotros?
Por desgracia, todos llevamos una máscara con más o menos capas que muestra
una parte real de nosotros y un reflejo de aquello que queremos mostrar a los
demás.
María Martínez profundiza en esta visión estereotipada sobre
todo en los adolescentes y su necesidad de encajar, de agradar a sus padres, de
formar parte de un todo anulando parte de su propia esencia e individualidad.
En Cruzando los límites veremos la ilusión de un mundo idílico donde la
vida se da en el club de campo y el dinero puede con todos los problemas en
contraposición a la realidad marcada por los jóvenes más reales, con problemas
de trabajo, relaciones familiares difíciles donde los amigos son realmente su familia,
jóvenes que han perdido sus propios sueños y se conforman con ir tirando.
¿Qué pasaría si estos dos mundos colapsaran? ¿Y si una parte del puzle
empezara a perder su forma marcada y se difuminara?
Nuestra nueva amiga es Savannah, una niña bien que parece tener toda su
vida dirigida, sabe dónde estudiará, dónde trabajará, sus padres casi ya han
concertado a su futuro marido… pero ella está a punto de revelarse con el
mundo, desea recuperar aquella chica que fue, aquella impulsiva, tozuda, dulce
pero con ilusiones propias que ha ido desapareciendo bajo el ala de sus padres.
La pérdida de su amigo Dylan provocará que el hermano de este regrese.
Caleb tiene una reputación dudosa, pero sus amigos que le quieren saben cómo es
realmente, es un joven leal, que daría su vida por ellos y por su madre, un
joven que de pequeño sufrió mucho y que las cicatrices aún le duelen en el alma
y le persiguen en pesadillas. Podríamos decir que ella es la princesita y él es
el lobo feroz.
Juntos crean un colapso en dos estatus sociales de una zona pequeña donde
todos se conocen, pero todo se complica cuando una verdad surge a la luz, sus
caminos quizás se separen o quizás solo tomen un desvío, pero la verdad es que
siendo ellos mismos se sentirán libres.
Titania esconde en una novela fresca y juvenil, más de lo
que parece, una historia que invita a reflexionar y a comprender más aspectos
de la vida de los jóvenes, aunque un poco llevadas a los extremos, veremos sus
sueños, su necesidad de relacionarse, su idea del amor y el sexo, las
diferentes relaciones familiares y las amistades verdaderas, sin olvidar las
nocivas.
La autora nos describe a unos personajes profundos, que evolucionan unos
con otros y que crean su propio camino, añadiendo un personaje, no diré quién,
destructivo a quien me encantaría dar una patada en el culo, no sería así si no
fuera creíble.
Entre sus páginas los jóvenes descubrirán su realidad aunque sea a base de
aciertos y errores.
Una gran novela romántica con un toque de novela negra, ágil, dinámica, adictiva
y que consigue que al lector le cueste dejarla.
María Martínez nunca defrauda, su prosa es un acierto seguro.
Si no me creéis, aquí tenéis un avance.
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