Tras
arrasar y convertirse en un fenómeno de ventas y seguidores en Amazon, llega a
las librerías El hombre que arreglaba las bicicletas.
Una
novela que nos presenta una gran pregunta: Si estuvieras a punto de morir, ¿a
quién dirigirías tu última carta?
Tenéis
que sucumbir a los encantos de esta gran novela en la que os puedo garantizar
que la pluma ágil y avispada de Ángel
Gil Cheza os revelará una visión sobre la vida, el amor, la muerte y la
historia de cada uno que os dejará con la boca abierta y los pelos de punta.
@Xavier Llop |
Hemos
explicado un poco lo que es la novela y hoy os desvelamos un ápice de la
grandeza de su autor. Lo mejor es que se presente él mismo de viva voz, así que
os dejamos con la entrevista que gentilmente nos ofreció.
¿Cuándo te diste cuenta
que el mundo de las letras te estaba esperando?
Supongo
que siempre he tenido inquietudes que apuntaban al mundo de la escritura de
algún modo. Me veo de bien pequeño inventando canciones, imaginando historias…
a los diez años recuerdo un poema que escribí acerca de una niña que
desaparecía y se ahogaba en un lago. Dicho así parece muy siniestro pero era
algo muy inocente, de rima fácil y vocabulario muy limitado. Es lo primero que
recuerdo… aunque seguro que había algo antes. Más tarde, con trece, catorce…
comencé a escribir en un fanzine que fundé con mis amigos. Luego ya vino la
faceta de compositor de canciones con letras sociales, y al final de la adolescencia,
como casi todo el mundo, escribía poemas y unos relatos cortos de crítica
social; lo llamaba literatura contundente. Muchos años después llegó mi primera
novela.
¿Tú pasado como
cantautor te ayuda a la hora de escribir o son maneras totalmente opuestas de
enfocar la escritura?
Lo
cierto es que haber estado escribiendo canciones durante más de quince años me
complicó mucho escribir mi primera novela. Me había acostumbrado a un formato.
A sintetizar la información en unos pocos versos. Y había conseguido hacerlo
más o menos bien. Cuando me enfrenté al problema contrario, desgranar una
historia en varios cientos de páginas, me costó muchos intentos romper el
bloqueo. Al final, pasé de la primera página. Lo mismo ocurrió entonces pero a
la inversa. Desde que escribí mi primera novela, La lluvia es una canción sin letra, no pude escribir una canción
decente en casi seis años. Tuve que sufrir un naufragio de amor para poder
hacerlo, una experiencia intensa que me permitiera llegar al fondo de mi creatividad.
De ahí nació el vídeo y la canción de Naufragio,
y de ahí nació también Bonjour Potemkin, la formación musical que integro junto
a mi pareja, Lluïsa Ros.
¿Si tuvieras la
oportunidad de compartir mesa y mantel con algún escritor (vivo o muerto) cual sería?
¿Por qué?
Pues
si pudiese organizar una comida, me gustaría cocinar una paella y que viniesen
Hermann Hesse, Bertolt Brecht, Jerzy Kosinski, Noam Chomsky, Fernando Fernán
Gómez y Ken Loach. Creo que disfrutaría como ninguna esa conversación. En algún
punto entre todos ellos me podrías retratar.
¿Crees que la historia
que cada persona deja al morir es pasado que se quiere hacer presente?
Somos
recuerdos, y somos tiempo, nada más. Es importante mantener vivos los que te
hacen estar bien, los que te reportan felicidad, incluso nostalgia… eso es
bonito. Pero también es importante tener tiempo, el tiempo es lo único real y
lo único que tenemos, hay que poderlo disfrutar.
¿Vives de pasado, de
presente, de futuro o de la conjugación de estos tres tiempos?
Vivo
recordando continuamente, como te decía, es bonito recordar, aunque duela a
veces comprender que nada vuelve. Pero me gusta centrarme en el presente,
aprovechar el tiempo, crear momentos de felicidad. Y para ello el futuro
también juega un papel importante. Mi padre solía decirme que la felicidad es
tener ilusión. Y es cierto, ilusión por cualquier cosa, pero tener ilusión. Es
importante tener muchas pequeñas ilusiones —también alguna grande— sembradas
por el porvenir. La felicidad es eso.
El protagonista de la
historia es un escritor que se entretiene arreglando bicis, si hablamos de ti:
¿Cuál es tu afición que te definiría?
Durante
muchos años fue escribir, ahora que esto es una parte importante de mi
actividad laboral debo decir otra. Así que puedo hablarte de mi huerto de
naranjas ecológico. Salir al campo con mi perra e intentar comprender la vida
desde la primera fila. Ser consciente de cada consecuencia de lo que haces
cuando trabajas la tierra. Y llegar horas después a casa, lleno de barro y
abrir una cerveza. Aunque ahora apenas dispongo de tiempo para hacerlo.
Si
partimos de la frase “es narrando que nos narramos”… ¿Qué parte de tu alma ha
quedado atrapada entre las páginas de esta novela?
Esta
pregunta me gustaría hacérsela yo a la gente que me conoce. Seguro que me
sorprendería de la cantidad de cosas que muestro entre líneas… ya me han
comentado algunas. Creo que la novela es una declaración de vida, un
manifiesto. Se pueden recorrer mi ideario, mis valores, mi modo de ver el mundo.
Es una novela intimista, en la que yo, como autor, pierdo un poco de intimidad.
En tu novela hay tres
protagonistas femeninas muy diferentes. ¿Con qué te quedas de cada una de
ellas? ¿Tienes algún personaje favorito?
Creo
que Noelia encarna la fortaleza de la mujer, el matriarcado silencioso que
sustenta en parte nuestra sociedad. Enda Berger representa la integridad, la
fidelidad a uno mismo. Y Enda Font reclama el derecho a equivocarnos, el
derecho a tropezar y levantarnos, a costa de quien sea.
¿Te ha costado plasmar
los sentimientos y las actitudes femeninas?
Es
lo que más me ha costado, creo. En el primer borrador no llegué a profundizar
tanto como quería en las tres protagonistas. Y el trabajo de revisión se centró
en esta labor.
¿Tienes en mente
próximos proyectos? ¿Nos puedes adelantar algo?
Ahora
mismo tengo sobre la mesa una novela negra ambientada en mi pueblo, Vila-real.
Espero terminarla pronto, está bastante avanzada y tengo toda la investigación
acabada. Es un género en el que nunca he entrado de manera explícita, y está
resultando una experiencia muy grata como escritor. Es género negro pero con el
tratamiento que doy a mis personajes y con mi narrativa… El lector me va a
encontrar fácilmente.
¿Qué
valoras más el éxito de crítica, el de ventas o el de público?
Creo que lo más importante es gustar a
los lectores, y esto, hoy en día tampoco es fácil, hay un bombardeo constante para
que todo el mundo lea lo mismo; en cada escena, en cada entorno social, se
erigen unos dioses distintos, pero el funcionamiento es muy parecido; si eres
así, debes leer esto, ver este cine o comprar esta ropa. Es difícil luchar
contra esto.
El éxito de la crítica no es para
desmerecer. Es un gran elogio que quien se dedica a prescribir libros ensalce
tu trabajo. Es una gran recompensa a años de tenacidad. Pero una gran parte de
la crítica está controlada por los poderes ‘culturales’, y es difícil también
pelear en esta batalla.
Y respecto a las ventas, no negaré que
ayuda mucho percibir beneficios por hacer lo que más te gusta, pero lo que
realmente me fascina de las ventas es cuando las pienso en número de nuevos
lectores. Dices: He vendido tanto… y ése es el número de nuevos lectores que
están leyendo mis novelas. Y algo por dentro se alegra de haber llegado a toda
esa gente.
¿Qué
pasaba por tu mente mientras eras un boom en la red pero el libro no se
publicaba?
Es difícil de expresar. No priorizaba
el hecho de publicar en papel; ya había rechazado alguna oferta que no
consideraba viable. Pero la verdad es que hoy en día todavía no te das por
satisfecho hasta que no ves el libro en la librería de tu barrio. Así que
cuando Suma de Letras se interesó por mí, y tras tratar los detalles de la
negociación, vi claro que era un paso a dar. Le debía eso a mis dos novelas, La lluvia es una canción sin letra y El hombre que arreglaba las bicicletas,
y me lo debía también a mí mismo.
Si
le tuvieras que poner música a la novela ¿Qué canción elegirías? ¿Sería tuya o
de otros?
Creo que la música que hemos escrito y
grabado, Bonjour Potemkin, para el booktráiler de la novela transmite muy bien
todo lo que quise expresar al escribirla. Es una pieza clave del vídeo.
Para finalizar
nos gustaría formularte la pregunta de la casa que reza lo siguiente:
¿Cuál es esa pregunta que nunca te han hecho y siempre
has esperado? ¿Nos la puedes responder?
¿Existe para ti una
Enda Berger?
Esa pregunta sólo se
puede contestar una noche, junto a una escollera, borracho de cerveza.
Un
millón de gracias por tu tiempo, tus palabras y tu dedicación, desde La Petita
Llibreria nos declaramos incondicionales tuyos y esperamos que tu carrera sea
imparable.
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