Por Àngela Sánchez Vicente
Dejar las cosas en sus días
es la primera novela
de Laura Castañón y tras su lectura
creo que su futuro como escritora está grabado a fuego en su camino.
La
novela trata de la búsqueda de Aida. Esta periodista no puede avanzar en su día
a día, vive con la obsesión de encontrar los restos de su abuelo, asesinado en
la Guerra Civil.
Un
agradable paseo muy fotográfico por la familia Montañés, desde sus más pasados
ancestros hasta Aida, una incansable buscadora de la verdad.
Ambientada
en gran parte en Asturias, es un fiel relato sobre la historia de España del
siglo XX, las condiciones de trabajo, la vida social, la economía y el impacto
de la Guerra.
Durante
la búsqueda se encontrara con Bruno, un hombre que también busca respuestas
pero sin tanto ahínco ni desasosiego. Entablaran una relación en principio un
tanto descuidada y agresiva pero poco a poco se unirán en una zarza de la que
no podrán salir ilesos sus corazones.
Son
polos opuestos, mientras Aida tiene que darse el cabezazo contra la pared para
darse cuenta que se equivoca, Bruno es más racional y meditativo. Ella es un
torbellino, una bomba de relojería y tiempo mientras él refleja al eterno joven
al que nada le puede afectar demasiado.
El
mismo título nos puede dar pistas sobre el final de la búsqueda pero os
recomiendo encarecidamente que lo leáis y lo saboreéis lentamente, no os aceleréis
como la protagonista.
Somos
quienes somos por nuestra historia y por nuestra memoria.
Una
reflexión sobre la memoria histórica que podría abrir muchos debates en los
cuales ahora mismo no procede entrar pero sí que podemos reflexionar sobre todo
aquello que nos ata con cadenas pesadísimas al pasado y no nos deja avanzar.
Una
lección sin duda de que la vida está llena de historias familiares que permanecerán
en la memoria de cada una, el tiempo cuidara de ellas y siempre nos acompañaran
pero no nos pueden anclar y tapar los ojos al presente o al futuro que nos
espera.
Los
recuerdos del pasado han de transformarse poco a poco y ser positivos para el
momento actual, una moraleja que a Aida le quedara muy clara y podrá sentir de
nuevo el aire en su rostro tras haber recorrido todo su pasado.
Conocer
la historia es conocerse a uno mismo y con este volumen de Alfaguara creo que todos tenemos deberes de verano.
Una
lectura con fragmentos que evocan risas y otros que te llevan al llanto, si una
novela te atraviesa la piel y te hace sentir, vale la pena ser leída.
Dejad
las cosas en sus días y este libro en vuestras mesillas de noche. Uno de los
libros imprescindibles de este año sin ninguna duda, y para muestra un botón.
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada